LO MÁS NUEVO

Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

viernes, 1 de julio de 2011

Foto del recuerdo



Hay fotos que retratan el alma, el alma de las cosas y de las personas. Hay fotos hermosas, las de unas vacaciones, por ejemplo. El disco anaranjado del sol que se pone sobre el horizonte y lo enciende todo con una luz  inolvidable. Las fotos familiares son únicas, pues cada instante compartido es único. Las fotos de niños también tienen algo muy especial: inocencia, descaro, juegos, risas. Los niños, esos gigantes que preguntan: Tío ¿los conejos se lavan los dientes? Hay tribus que no se dejan fotografiar porque creen que la cámara les roba el alma. Las fotos sirven para soñar, para recordar, son el espejo de un instante.

En los archivos de mi antigua laptop encontré esta foto que pone fecha al pasado. Somos tres generaciones en una hamaca. Conmigo mi abuela materna y mi sobrino, ambos fallecidos. Debía ser mediodía, por razón que llevo uniforme de escuela.

Pequeñas cosas acuden a mí, amarradas al hilo de los recuerdos. Restos de un naufragio familiar guardados en una computadora que ha venido a varar a la playa de una evocación no elegida. Me trae tesoros fragmentarios de lo vivido aquellos días, las propiedades mínimas que el tiempo transcurrido se encargó de archivar.

La foto que retrató aquel instante, sella una vez más el encuentro de tres generaciones que han hecho del afecto intimidad, y me recuerda permanentemente el camino que he de seguir hacia donde ellos ahora habitan, ese lugar donde están dirigidas todas mis esperanzas porque así es, y así ha sido desde el principio.

2 comentarios:

Angelo dijo...

Yo también de vez en cuando echo mano a las fotos familiares, vuelven a traer momentos para agradecer. Un abrazo

Militos dijo...

Foto maravillosa,ellas nos hacen vivir de nuevo lo que fuimos, las personas que amamos y que nos aguardan un paso más allá de este mundo.
Se nota en el retrato un gran parecido familiar, me ha gustado mucho.
Que María nos ayude a dar bien ese último paso.
Un beso, Roberto