LO MÁS NUEVO

Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

viernes, 7 de octubre de 2011

El discurso de Steve Jobs



Transmitir pensamientos o experiencias es complejo. Pero hay algunos que han logrado destacar y transmitir por medio de discursos. Conozco algunos, desde la segunda mitad del siglo pasado, que impresionan. El de Kennedy en Berlín (“Yo también soy berlinés”), el de Martin Luther King (“Yo tuve un sueño”), la homilía de Monseñor Romero (23 de marzo de 1980) y el ahora difundido discurso de Steve Jobs -un emprendedor extraordinario, pero sobre todo un tipo normal-, pronunciado en la apertura del curso 2005 en la Universidad de Stanford.

Los cuatro son impresionantes, pero limitándome al de Jobs, hay que empezar señalando la enorme influencia que ha tenido en los jóvenes. Destaca por su honradez, da cuenta de su pasado, que es de los que normalmente se ocultan. Plantea sus dudas y alaba la tolerancia cuando, en un ejercicio de sinceridad de extraordinario dramatismo, explica los problemas de su adopción. No esconde sus dudas, pero se recrea en su afán de aprender; lo que fuera, incluso cosas sin interés inmediato que él enlaza, mirando para atrás, con las necesidades que le han ido surgiendo. Es decir, subliminalmente defiende que lo importante es no perder el tiempo ni recrearse en los fracasos ni en las limitaciones. Se los dejo por si alguno no lo ha oído.


                               

1 comentarios:

Angelo dijo...

Tengo que confesar que lo conozco poco y que su muerte ha sido la forma en que he sabido de él. Oí parte de este discurso y me gustó. Ayer pensé en todos "estos ídolos" que remueven al mundo entero, ¡¡¡ qué fácil se les olvida!!! su mensaje queda sólo para la historia, me hace pensar en otro mensaje que lleva 21 siglos en actualidad.
Un abrazo