LO MÁS NUEVO

Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

jueves, 24 de marzo de 2011

Monseñor Romero

Siento miedo a la violencia en mi persona. Se me ha advertido de serias amenazas precisamente para esta semana. Temo por la debilidad de mi carne, pero pido al Señor que me dé serenidad y perseverancia... "Mi otro temor es acerca de los riesgos de mi vida, me cuesta aceptar una muerte violenta que en estas circunstancias es muy posible. Incluso el Nuncio Apostólico de Costa Rica me avisó de peligros inminentes para esta semana. El padre (Azcue, un Jesuita, su director espiritual) me dio ánimo diciéndome que mi disposición debe ser dar mi vida por Dios, cualquiera que sea el fin de mi vida. Las circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de Dios. Jesucristo asistió a los mártires y, si es necesario, lo sentiré muy cerca al entregarle mi último suspiro. Pero más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para El... Así consiento mi consagración al Corazón de Jesús, que fue siempre fuente de inspiración y alegría cristiana de mi vida y acepto con fe en El mi muerte, por más difícil que sea, ni quiero darle una intención como lo quisiera por la paz de mi país y por el florecimiento de nuestra Iglesia, porque el corazón de Cristo sabrá darle el destino que quiera... Me basta, para estar feliz y confiado, saber con seguridad que en El está mi vida y mi muerte. Y a pesar de mis pecados, en El he puesto mi confianza y no quedaré confundido y otros proseguirán con más sabiduría y santidad los trabajos de la Iglesia y de la Patria. 
(cfr. Cuadernos Espirituales de Mons. Romero, febrero de 1980). 

3 comentarios:

Gizatar dijo...

Muchas Gracias por este escrito.

Un fraternal abrazo.

Angelo dijo...

Madre mia, como pasa el tiempo. recuerdo el día que murió, la impresión que me produjo verlo tirado y ensangrentado con la casulla.
Hace años leí su biografia y me topé con una gran hombre.
Un abrazo.
Muchas gracias por lo compartido

Anónimo dijo...

Yo apenas tenía 15 años cuando ocurrio pero recuerdo el impacto de la noticia, luego... leyendo homilias de las suyas, sabiendo como fue su final aqui en el mundo el corazón se siente sacudido por la fuerza de su palabra.
Gracias.