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Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

sábado, 21 de agosto de 2010

"Señor, ¿serán pocos los que se salven?"

San Lucas nos presenta en el Evangelio de hoy a Jesús que camina hacia Jerusalén. Es un viaje prolongado que el tercer evangelista refiere en más de una ocasión. En este detalle han visto los exégetas la intención de presentar toda la vida pública de Jesucristo como un largo itinerario hacia la Ciudad Santa, el lugar del sacrificio supremo del Señor, y también de victoria total sobre la muerte y sus enemigos. Un  ejemplo claro para que también nosotros hagamos de nuestros días un camino, empinado o llano, que nos lleva hasta Jerusalén, hasta la cruz y la gloria.

Alguien le propone al Señor una cuestión que a todos nos interesa, ya que a todos nos afecta. Le dicen si serán pocos los que se salven. La misma formulación parece esperar ya una respuesta limitada. No obstante, Jesús no responde en ese sentido. Se limita a decir que hay que esforzarse por entrar por la puerta estrecha. Añade que muchos intentarán entrar y no podrán hacerlo. Eso no excluye que sean más los que también lo intenten con buen resultado.

Por otra parte, hemos de pensar que el sacrificio redentor de Jesucristo es de un valor infinito, capaz de cubrir con el amor que supone todos los pecados del mundo. Además hemos de tener presentes otros pasajes de las Sagradas Escrituras en los que se habla de la muchedumbre enorme que nadie podría contar. Así en el Apocalipsis, además de los escogidos de Israel, se habla de esa multitud innumerable perteneciente a toda nación, tribu, pueblo y lengua. Otro dato que nos ha de llenar de esperanza es el saber que en Dios destaca de forma particular su misericordia, su capacidad infinita de perdón y de olvido. Dios es amor, nos dice san Juan en una descripción sencilla y entrañable. Amor que sabe de compasión y de perdón.


5 comentarios:

Precioso post, Roberto. Dios es Amor y Misericordia.

Gracias por tu apoyo y colaboración, sería genial si pudieras difundir desde aquí la encuesta-compromiso de oración por el Santo Padre y por el éxito de la próxima JMJ 2011 que hemos subido al lateral del blog. Para que seamos muchos rezando unidos.

Un abrazo.

R.Flores dijo...

Es realmente gratificante saber que la salvación no excluye a nadie, al contrario Jesús nos anima a "todos" a sacrificarnos como él por nuestro propio bien.

R .Echeverría dijo...

Me encanta como escribe padre. Muy interesante saber que todos tenemos la oportunidad de salvarnos pero, en este tiempo es tan dificil; ya que hay tantas atraciones que nos impiden seguir el camino que nos conduce hacia Dios

R.Portillo dijo...

La inmensa misericordia de Dios es maravillosa, no se que haria sin ella, estaria perdida. Muy bella entrada Padre.

Anónimo dijo...

La puerta estrecha...
En ella hay que entrar desnudos y espontaneos, no perdiendo núnca la sonrisa.



Gracias.