LO MÁS NUEVO

Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

viernes, 4 de febrero de 2011

Lección de prioridades

Estaba a punto de entrar en la sacristía cuando recibí una llamada. Me quedé en la puerta hablando por teléfono. Una señora se acercó y me dijo algo. Ni atendí ni la entendí, pensé que no la dejaba entrar y me aparté. Pero ella se movió, para no perderme la cara, y continuó hablándome. No podía hacerle caso: atendía una llamada, que era muy importante. Le dije que me esperara un momento. La mujer no quería darse cuenta. Vestía de blanco y parecía más resguardada de lo conveniente. Seguía amontonando palabras que yo no entendía. Me trataba como si tuviera derecho a todo mi interés, sin importarle que apretara el celular contra la oreja casi desesperadamente. Le hice un gesto de no sé qué y entró en la sacristía. La voz que salía del teléfono acababa de decirme algo importante.

El sacristán desde el fondo me dijo: “Esta señora dice que si puede anotar una intención”. Dibujé un sí con una seña. La mujer recogió su pequeña cesta y salió. Yo seguía hablando. Dijo algo al pasar, sin mirarme, quizá para sí. Parecía dolida de que no hubiera dejado el teléfono por ella.

Ojalá lo hubiera hecho. Su hijo estaba en el hospital envenenado.


5 comentarios:

Escalante dijo...

Gracias a Dios, he tenido el privilegio de disculparme y seguir el caso del muchacho.

nugua dijo...

La verdad es que se nos queda un amargor en la garganta cuando nos pasan cosas así que no se nos quita con nada. Yo hace un par de días también me equivoqué ante una decisión de prioridades y me pesa, sobre todo porque causé un sofocón sin motivo en una persona de 85 años. Lo peor de todo que fue por una mala interpretación. Y aunque me disculpé, me pesa el mal momento que le hice pasar. Es cierto eso de que podemos engañar al mundo, pero a nuestra conciencia difícilmente y menos cuando nos pasa cuentas. "Señor, ten piedad y misericordia de mi". Besos mil.

Angelo dijo...

Todo nos ayuda a cambiar, a ver las prioridades, todo siempre es bendición. Esa luz seguro que aqueda encendida para siempre. Encomiendo también la intención de plegaria. Un abrazo

Miriam dijo...

Recuerdo con dolor un caso similar. Una amiga que me llamo para una cena en su casa y a la que no asití por pura tontería.
Luego me enteré que la estaba organizando a pesar de que hacía poquito le habían detectado un cancer
Gracias por compartirlo y así poder rezar por ellos

Anónimo dijo...

¿Cómo saber?, si hubieras sabido seguro habrías atendido a la señora. A veces las cosas pasan y no acertamos a entenderlas pero siempre pasan por algo, seguro que esta experiencia te servirá para otras ocasiones.
Estas en mi oración. Un abrazo